Todos tenemos preferencias en esta vida, el voto conservador frente a liberales, café frente al té, pizza con piña frente a pizza sin piña. Pero en el mundo tech existe una supuesta élite autoproclamada de desarrolladores que se creen los guardianes supremos del buen gusto tecnológico.
Usar JavaScript en lugar de Python, preferir VS Code sobre Vim, o elegir Windows frente a Linux, te convierte automáticamente en un hereje digno de exilio. Y ni hablemos de atreverse a defender algo tan inocente como PHP: ahí ya pasas de ser un valiente incomprendido a un enemigo público.
Esta dictadura de las 'tools y lenguajes correctos' es tan nazi que parece que en lugar de escribir código, estuvieran organizando un casting para algo exclusivo, estilo La Isla de las Tentaciones. Spoiler: al final, todos acabamos googlando errores en Stack Overflow, ChatGPT o foros oscuros que parecen escritos en klingon.
Al final, da igual si usas React, Angular o un framework inventado por tu primo Antonio: todos estamos en el mismo barco, lidiando con deadlines imposibles, bugs que aparecen mágicamente y clientes que piden 'solo un pequeño cambio'. Así que dejad de hacer de jurado de La Isla de las Tech-taciones y recordad que el código, bueno o malo, es algo que une más de lo que divide.
O eso quiero creer, mientras no digas que prefieres spaces sobre tabs, como decía Richard Hendricks de Silicon Valley y, sinceramente, no estamos listos para otro debate tan épico como innecesario.