En nada estamos en 2025. Sí, 2025, como en el mapa futurista de Call of Duty: Nuketown 2025. ¿Recuerdas esas casas coloridas y coches de ensueño que daban vibes de futuro perfecto? Pero, claro, también era un campo de pruebas que terminaba en puro caos y destrucción... Muy Black Mirror, ¿no?
Pensar que hace unos años veíamos eso como algo imposible y aquí estamos, con drones por todos lados, criptomonedas volviendo a subir y bajar como si jugaran con nuestros nervios, y la IA tomando las riendas de nuestra vida. Honestamente, con tanta inteligencia artificial por ahí, da la sensación de que la mitad de los trabajos actuales se van a desvanecer. O sea, si no estás haciendo algo que un robot no pueda hacer mejor, prepárate para la gran estampida laboral.
Y no es por ser alarmista, pero incluso George Hotz, aseguraba en una entrevista que la IA tiene el potencial de acabar con la humanidad. Sí, tal cual. No es solo que estemos construyendo Nuketowns digitales, sino que hay un escenario aún más chungo donde todo lo que estamos creando podría volverse contra nosotros.
Y, como si eso no fuera suficiente, Elon Musk ya ha hablado de que será necesario implementar una renta básica universal: un sueldo para todos, sin que tengan que hacer nada, solo para sobrevivir en un mundo donde la IA habrá sustituido una cantidad masiva de trabajos. De hecho, algunas pruebas ya se han llevado a cabo, financiadas por grandes donaciones de Silicon Valley. Porque, claro, si los robots van a hacer todo, alguien tiene que asegurarse de que el resto de nosotros no acabemos como NPCs en una distopía moderna.
Así que, sí, 2025 está aquí, y la pregunta es: ¿estamos montando el escenario perfecto para que algo salga mal? Criptomonedas volátiles, la IA amenazando con dejar a medio planeta sin empleo, expertos hablando de un posible apocalipsis tecnológico, y rentas básicas como última línea de defensa. Tal vez solo nos queda agarrar unas palomitas, cruzar los dedos y rezar para que Nuketown se quede solo en un mapa para hacer trickshots y no en nuestro futuro real.